Firmes

Así que, hermanos míos, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo no es en vano. 1 Corintios 15:58

stand-firm¿Qué quería decir Pablo a los creyentes de Tesalónica al recomendarles que fueran “firmes en la fe” o “firmes en el Señor”? Por una parte, él aconsejaba a los tesalonicenses a que le buscaran el mejor lado a cada situación en que se encontraran para dar siempre la gloria al Señor.

Este principio puede ilustrarse en los distintos cuadros que nos ofrece la naturaleza. Por ejemplo, las flores más lindas suelen hallarse en medio de los pantanos más impenetrables.

Lo mismo ocurre cuando uno camina por la acera de una calle entre viejos y casi destruidos edificios de las grandes ciudades. En medio de las hendiduras del concreto se pueden apreciar plantitas muy atractivas con diminutas florecitas que sólo nos recuerdan la mano que las ha creado.

¿Quién no se detiene a admirar cómo se sostienen los árboles torcidos y casi vencidos por los furiosos vientos a la orilla del mar? Sin embargo, permanecen allí a través de los años. Es admirable la belleza de las flores que brotan en las inmensas paredes que se levantan a los lados del Gran Cañón del Colorado. Allí los pequeños arbustos lucen su colorido en medio de las más precarias circunstancias.

Lo que los cristianos podemos aprender de estos ejemplos d la naturaleza es que aun en medio de las peores circunstancias puede florecer la vida cristiana más fructífera. En medio de las tormentas más fuertes puede levantarse la vida cristiana como testimonio firme del poder y del amor de Dios. Quizá haya situaciones precarias y difíciles en las que no existan esperanzas de sobrevivir, pero la gracia y el poder de Dios son suficientes para hacernos florecer donde no haya recursos materiales. Todo esto puede ser una forma eficaz de atraer alas multitudes al conocimiento de Dios.

Tal como lo hicieran los cristianos tesalonicenses, permanezcamos firmes en el Señor, creciendo siempre en fe y en amor para servirle con eficiencia.

La preocupación de Pablo por la iglesia de Tesalónica se hizo tan intensa que finalmente ya no pudo resistir más. El sentía la urgencia de saber cómo andaban las cosas por allá. Por otra arte deseaba que estos creyentes se amaran en la fe. La persona ideal para esta misión fue Timoteo, quien tendría que estar en Tesalónica enseñando a los cristianos y dándose cuenta de la situación en que se encontraban para traerle a Pablo un informe fidedigno. Este siervo de Dios iba a los tesalonicenses para hacer lo mismo que deseaba hacer Pablo, a quien se le hizo imposible ir.

Pablo pudo haber asumido la posición egoísta de que él era el único capaz de realizar ese ministerio. El pudo haberse dicho: “Bueno, si no lo hago yo, nadie podrá hacerlo en Tesalónica. Si dejo que Timoteo vaya, quizá lo arruinará todo.”

Es un distintivo de grandeza el estar dispuesto a delegar en otros aquellas labores que uno no puede realizar personalmente (aunque la persona delegada no parezca tener la misma experiencia), con el firme propósito de llevar a cabo la obra del Señor.

Pablo tuvo mucho gusto en enviar a Timoteo, recomendándolo como “nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador nuestro en el evangelio de Cristo” (versículo 2). Con esta actitud, demostraba que no era egoísta, que amaba a los tesalonicenses y tenía confianza en el ministerio del joven Timoteo.

Estar siempre firmes en el Señor; vivir una vida de santidad; dejar que el amor de Dios fluya a través de nuestra vida hacia otros -todos estos son elementos que deben constituir la verdadera vida cristiana. Para estar firmes en el Señor es necesario consagrarnos a El cada día. ¿Está usted dispuesto a hacer esto? ¿Deseas tu seguir creciendo hasta llegar a la madurez espiritual? Resuelve consagrarte diariamente al servicio y gloria de Dios.

 

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